D.L.06.05.47
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Dandy, presuntuoso y megalómano, al decir de sus enemigos, que abundaban, dado que era de verbo hiriente y perverso, y no dejaba escapar una agudeza aunque con ella perdiera a otro amigo. A pesar de que frecuentaba a los marineros del puerto en las noches canallas, se casó y se mantuvo casado hasta el final pues, en sus propias palabras "El matrimonio le sienta bien a todo hombre hermoso y decadente". Si en los corrillos literarios se podían reír y celebrar sus aguijonazos y coqueteos, no sucedía lo mismo a la luz del día, en las oficinas en las que tenía que ganarse la vida. Lo echaron de su trabajo por tratar de ligar con un compañero. Llegó un momento en que la vida en Portugal se le hizo imposible: le abucheaban en los cafés en los que entraba, en los cines a los que iba.
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(Um artigo muito interessante que pode ler aqui)
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